Querido Psicolector.
Hay muchas cosas que contar, muy poca inspiración y muchas ideas revueltas… Muy mala combinación, ¿no creen?
Pero he decidido retomar este blog, porque ya lo extrañaba y por mi profunda necesidad y deseo de escribir todo aquello que pasa por mi pensamiento.
¿Por qué me fui?
Tal vez es un poco narcisista hablar de esto y tal vez nadie de quien esté leyendo le parezca relevante, pero desde un principio deseé que este fuera un espacio de expresión personal y de compartir con otros.
No hay una respuesta exacta de por qué me fui. Todo empezó por una carga sorprendente de trabajo, decidí dedicarme de lleno a la docencia y a la clínica y encontré otros medios donde podía compartir de forma más rápida mis experiencias, pensamientos o artículos de interés: un Instagram, un twitter, un Facebook, incluso un YouTube (y sí editar videos era un lío en cuanto a tiempos pero me apasionaba estar frente a la computadora haciéndolo, así que en mi fantasía era un método más sencillo de compartir contenido).
Llegó un momento de mi vida en que esas otras redes sociales se convirtieron prácticas, no tenías que inspirarme mucho al escribir, sólo se trataba de textos cortos y la verdad, la gente los veía más y sí, uno se deja llevar por todas esas cosas.
No me malentiendan, esas redes son súper útiles y las seguiré usando de aquí a que decida que Psicopalabras deje de existir. Pero, ¿cómo expresar toda esa maraña de ideas recorriendo fuertemente por mi cabeza en 280 caracteres, en una imagen o en un video de 10 minutos (editado)? . Es como si le pidieran a una persona que resuma su infancia en una foto, un ejercicio práctico, útil e interesante pero que deja de lado muchas cosas.
Así que pronto esperen algunas publicaciones por este medio escrito, deseando que mis ideas encuentren su lugar.
Gracias por leer, comentar y compartir.
Nos vemos en Psicoterapia.
Rebecca Oropeza